Una vez en un viaje largo, al ponerme los audífonos y empezar a mirar por la ventana, me empecé a imaginar la vida y todo lo que espero de ella. A imaginarme los momentos que considero felices y los que considero parte de la cotidianidad. Empecé a cuestionarme acerca del futuro y a dónde iría considerando mis caminos. Millones de preguntas al son de canciones que me acompañaban en mis dudas. ¿Será que llegaré alguna vez a alcanzar mis metas y mis sueños? ¿Serán mis sueños realmente lo que siempre digo que son? ¿Disfrutaré de los mágicos momentos que me dan la tranquilidad y el silencio o me llenaré de angustia en ellos? ¿Viviré feliz con las cosas que creo que me darán felicidad?
Las nimiedades de la rutina como escuchar a mis padres discutiendo sobre qué calle es menos transitable que otra o sobre otros asuntos sin importancia en los que nunca se ponen de acuerdo, me hace reflexionar sobre mí misma. Alguna vez tendré un esposo, alguien con quien compartiré el resto de mis días probablemente. ¿Será algo normal que peleemos así? Odio las discusiones pero son lo único que conozco. No quiero llegar a eso, pero no sé de que forma evitarlo.
Evitar, algo tan común y silvestre en mi vocabulario, evitar a la gente, evitar compartir, evitar hacer escándalo, evitar ser demasiado visible, evitar las malas compañías, evitar disfrutar más de lo debido, evitar que la gente sepa tus miedos, evitar apegarse. Qué cosa más poco práctica la de prohibir algo a uno mismo, pero al final son esas cosas que nos restringimos las que nos hacen ser "mejores personas" y parecer gente de bien. ¿Realmente quiero ser alguien de bien? No lo sé, lo que realmente quiero es dejar salir mis demonios sin sentirme mal por ello. Sacar a cada uno de ellos y llorar hasta desangrarme los ojos. La gente a mi alrededor detesta verme llorar, yo sin embargo aún cuando también deteste ponerme a sollozar, creo que haciendo eso es cuando voy a poder descargar esa gran carga y pesar que siento dentro de mi. Eso es lo único que no me obligo a evitar. Y capaz por eso es que lo hago tan a menudo.
Me han dicho que deje de estar triste, ya que no tengo motivos, que algún día perderé todo y me daré cuenta de lo estúpida que fui. Bueno, ya me dí cuenta hace mucho que soy una completa idiota, no hace falta que llegue ese mal momento. Ya sé que debo de dejar esa estupidez y empezar a disfrutar. Pero el problema está en que no tengo idea de cómo hacerlo. No recuerdo los momentos bellos, no recuerdo esos momentos que me hicieron sentir plena. Le doy mas cabida a eso negativo, le doy demasiado espacio a lo malo para poder reflexionar sobre ello. Pero al final termino simplemente dejándolo como un mal recuerdo y un motivo para llorar que como algo que me hará aprender. Doy pena, soy patética. Quiero ser mejor pero me destruyo. Debo dejar esa búsqueda de la perfección. Debo DEBO DEJARLA. Ya maté demasiado tiempo haciéndolo.
Me da tanta nostalgia recordar esos días en que solían decirme que era buena en lo que hacía, que siguiera con eso porque tenía talento, y simplemente no los escuché y me rendí. Me dejé vencer por mis miedos, y dejé de perseguir mis anhelos. Ahora mirar al piano o empezar a escribir simplemente me trae una rabia incontenible hacia mí misma. Y creo que no podré superarme, nunca. Y tengo tanto miedo aún, a no poder ser alguien, no exactamente mejor ya no busco eso, pero quiero dejar de ser problemática y tan patética. Dejar de tener miedo. Liberarme. Quiero poder ser alguien que viva de una mejor manera, sólo recordar esas cosas que me satisfacen, mirar sólo las cosas buenas, no necesitar de un llanto para sentir que elimino una carga.
