Nunca fue importante decir demasiadas palabras, pero siempre lo hice.
Nunca di la oportunidad de hacer que alguien me conozca, ahora quiero experimentar un nuevo comienzo basándome en ello.
Quiero un lugar donde no tendré miedo de exponer mis temores, mis errores, mis imperfecciones.
Será como contar una historia de vida a gente que no le importa una vida sin mucho que contar en realidad.
Será como decir cuanto me importa, y a la vez contradecirme cuando no hago nada al respecto.



miércoles, 18 de octubre de 2017

Soñé que le pagabas a alguien para que te represente.
En un juicio donde los únicos que deberíamos estar discuntiendo éramos nosotros.
Pero todos tenían un decir en el asunto, y todos estuvieron en tu contra.
Y yo, siempre tuve una simpatía por los perdedores, los que son señalados.
Siempre tuve una debilidad de defender cosas indefendibles.
Siempre tonta, creyendo en hechos que nublaban la realidad.
Siempre inocente, pensando que todos tienen algo bueno dentro.
Pero en este sueño, cuando terminó el juicio, tu representante te informó que dejó el recibo de sus honorarios en la corte.
Entraste y viste que perdiste, que te cobró por perder, y te cobró incluso más porque tuvo que escapar de ahí.
Tuvo que escapar porque quisimos sacarle más información de la que podía dar. Información que merecía conocer.
Entonces, te enojaste porque tenías que pagar más de lo que pensaste te costaría. Y se te olvidó.
Te olvidaste de admitir tu derrota y de cumplir tu condena. Ni siquiera tuviste vergüenza de que no estuviste ahí para defenderte.
Sólo te importaba ganar.
Pero mi compasión ya no estuvo ahí.
Perdiste.